Cuando alguien a quien amamos profundamente nos hiere al punto de rompernos el coraz贸n, no es solo una herida emocional; es como si una parte de nosotros dejara de existir junto a esa persona. No se trata 煤nicamente de perder a alguien, sino de perder la imagen que ten铆amos de ellos, la confianza y los sue帽os que compart铆amos.
Es un duelo silencioso, porque aunque esa persona siga viva, para nosotros ya no existe en el mismo lugar que ocupaba. La relaci贸n que un d铆a fue refugio, se convierte en un lugar vac铆o que duele visitar en la memoria. Sin embargo, con el tiempo comprendemos que esa ausencia tambi茅n nos salva: nos libera de aferrarnos a algo que ya no nos hace bien. Aprendemos que el amor verdadero no destruye, sino que cuida y protege.
Y aunque sanar no es f谩cil, cada paso nos aleja un poco m谩s de lo que nos hiri贸 y nos acerca a lo que merecemos. Al final, no es que hayamos perdido, es que nos reencontramos con nosotros mismos.